Monday, April 23, 2012

 

Un DIA en mi crisis.


En cuanto he pisado la calle he caído en la cuenta de que no me queda nada en la “alacena”, ni en la nevera, ni en el estómago…creo que mis piedras de la vesícula se van a aburrir ahí dentro, a no ser que les dé por chocarse, bueno, a ver sin con las chispas me voy a encender. Andaré para un cajero no muy apartado y sacaré 20 euros para comprar algo concerniente a la cena y al desayuno, mañana miraré algo mejor dado que esta tarde tengo una incondicional pereza por la adquisición de verduras. 
Me adentro en el mundo de los supermercados Día%, soy del club, me gusta ser del club, es como pertenecer a algo grande, a un grupo secreto de marujos que computan sus cupones exclusivos y dominan a la perfección el lenguaje de los sistemas de ahorro, me reconforta pensar que yo puedo llegar a gastar lo minino y salir airoso del local con la alforja cargada de alimentos de etiqueta roja, una sonrisa pérfida que da corte de mangas al capital…
No puedo guardar la mochila en la taquilla, llevo los 20 euros en un solo billete y decido dejársela a la cajera en sus pies, junto a la papelera de las reclamaciones y los cartones que guardaron radiantes monedas de céntimo. Me reservo el móvil y el monedero, busco música, agarro el carrito y en marcha. Como una inyección de morfina empieza la gran quimera de la compra para la supervivencia más básica y también, por qué no, algún capricho por lo prudente que eres, doncel.
Lo primero con lo que me topo y me sorprende es con 5 kg de patatas a un euro, me van a sobrar patatas, lo sé, empezaran turbiamente a podrirse en la penumbra dejando ese olor húmedo y cadavérico, solo habré consumido un par de ellas en una semana, una para las lentejas y otra para un puré, claro, la tortilla de los domingos se lleva otras dos, total; las hecho en la cesta y me olvido, sigo con los ojos bien abiertos buscando la oportunidad, un euro, pienso que es perfecto.
Creo que el aceite debería de ser de oliva como es de costumbre y tradición en mi organismo rural y con mis recuerdos nítidos pillo una botella del club, intenso, con sabor y cuerpo: 2.25 euros, no tiene menoscabo pero es necesario.
Prosigo tirando de mi carrocita herrumbrosa y me abarroto de botes de cristal de alubias y de garbanzos, 0.42 céntimos y ¡atención! ¡tienen rebaja!, ¡-0.03 céntimos! , siempre admiraré que te vendan el garbanzo ya remojado, te dan un tiempo precioso para improvisar, antes, cuando estaban toda la noche en remojo sentías esa obligación de que el menú del día siguiente ya era obligatorio, a las 2 de la tarde, legumbres.
Aquí llega un deleite; avellanas tostadas, 1.51 euros para el momento de la partida de ajedrez, bote de alcachofas, también en remojo, 1.34 euros y… ¡sorpresa! El club día te lo rebaja en -0.14 céntimos, es fabuloso, siento ese placer de que cenaré las alcachofas más baratas de la historia, corazones de alcachofa revueltos con… haber... haber… espárragos cortos la unidad a 1.05 euros , rozando la perfección… uhmmmm, salteados con...aceitunas (0.47 cts.) a las que les quitamos -0.04 céntimos con solo pasar la tarjeta, virgen santa, me veo besando ese manojo de llaves intentando localizar la tarjetilla llavero que hace mis delicias, justo en ese momento que voy bailando como en esas pelis music-hall unas rodajas de merluza congeladas me paran el paso, las observo bien, no hay truco, en efecto, casi 200 gramos y se me van 1.03 euros, justo a su lado y a gritos una Calella me pide lo mismo; 0.67 céntimos, el pescado para cuando las alubias lo necesiten, piensa macho, piensa, que manera hay de comer pescado sin pasar por la cocina... claro, latillas de sardina en aceite vegetal 0.59 céntimos, con ahorro de mi club, -0.10 céntimos y como es poco me doy el lujo de pillar un pack de tres de atún, 1.35 euros, que va, ¡si no duele!.
Instituyo que el caldo de cocido, o de pescado, da igual, ha sido una buena solución y ha sido concebido para esos días que un tazón ardiente te rellena por dentro, un día de frio invierno con algo caliente en las manos… un pequeño corazón que late dándole pulso a tu estómago contraído, y por qué no, le vendrá bien a las alubias y al pescado, en vez de cocerlo con la simplicie del agua del grifo de un tercero derecha. Me agacho estúpidamente para coger el del fondo, que parece más entero, no tan doblado y tan pésimamente achuchado, no sé por qué extraña razón el club de los marujos selecciona sistemáticamente sus productos, son 1.77 euros, un frío sudor me recorre la frente, ¿me estoy pasando?... casi supero los dos euros.
Huevos de gallina, nunca de ganso, camperos, media docena a 1.19 euros, bien, al menos no me pillo la docena más barata, su código de barra no me da confianza, además son pequeños, como de perdiz. Hablando de perdiz, necesito carne de ave, sin grasas, que puede haber que tenga que usar mi admirada tarjeta... ¡¡Jamón de pavo mini día!! ¡Por 1.69 euros!
Me queda el desayuno y acabo de descubrir un tetrabrik de leche desnatada omega 3 con nueces y eso me encanta; 1.39 euros de sabor en un litro de leche, y como no, otra para el café por tan sólo 0.51 céntimos, no me paro, no puedo, galletas… muesli digestive…a 1.45 euros creo que me estoy aburguesando, no quiero pertenecer a ese anuncio de vientre plano pero es que el azúcar he de controlarlo, sino me convertiré en un gran bote de dulce de leche, y atraeré a las hormigas… que pesadilla.
Sé que no he de tomar mucha sal pero no tengo ni para descongelar la nieve de mi triste jardín, me llevo un paquete pequeño por 0.21 céntimos, todo un lujo, sal, salgo pitando al recibidor o la caja…
Que ilusión, que peculio, esto se notará a fin de mes, seguro…
 La cajera pasa los productos a una velocidad subliminal, no los toca apenas, pasan por el código y del código a mi bolso, me pertenecen, los he adquirido y con ayuda de mi club consigo un ahorro bestial, la cajera me mira, tritura su chicle y exclama a los 4 vientos ;“¡19.97 euros!”, suelta la burbuja plástica en mi cara y en ese entorno perfumado a chicle de fresa “sense sucre” me veo sólo en el departamento de mejor cliente con las medallas del mago Andreu, casi dos céntimos de euro y rozo la perfección, tengo 20 euros en la faltriquera y esto ha sido una explosión del desafío extremo, no puedo reflejar mi estupor, ni la cajera tampoco cuando ve que en mi monedero tan sólo hay 20 euros y ninguna foto de Fray Leopoldo.
Salgo cargado como un sherpa con mi pitanza a las espaldas, repaso el ticket, guardo como puedo todos los cupones exclusivos, parecen hojas secas, se abultan y no se doblan, casi diría que entre su imprenta y su cantidad equivalen a unos 30 céntimos, lo mismo que mi brutal ahorro total de esta operación de hoy; un ahorro total de 0.34 céntimos de mierda…

2 comments:

Martulina Divina said...

No me canso de leerlo...i mira que lo tengo en el ordenador!! jajajaja Me vienen ganas de invitarte a una caja de té rojo con galletas sin azucar!! muaaak

Yosi said...

Jaaaarr!!, pues estan a 4'25 céntimos de euro con un descuento del 40%!. Gracias fermosa!