Monday, October 16, 2006

El Peregrino.




Para Mayca.



La amalgama borrosa e inconfundible situación caótica desapareció sin más, sin dejar rastro; aquella bochornosa situación le hubiera llevado a un aislamiento mental que le habría producido secuelas irremediables en su habitual comportamiento, sacó los dedos por la rendija que quedaba abierta en el cristal del coche que lo trasladaba y sintió el roce fresco de la brisa que llegaba juguetona de la sierra, sonrió y sin más cerró los ojos, queriendo trasladarse al infinito, volar por un bosque de nubes y bajar empicado al mar como un halcón peregrino buscando su presa.


Este halcón peregrino tenía nombre y apellidos, pero no tenía lugar y por no tener, no tenía ni estabilidad emocional, sus constantes traslados de psiquiátrico en psiquiátrico lo transformaron en un ser embelesado y flojo pero con la virtud de una mente guarnicionada y de imbatible desdén por la moral que a todos, de pequeños, nos injertaron como una murga sorda, loco cuerdo, inteligente silencioso y mago incomprendido, maravillosa mente que egoistamente disfrutaba de su portentosa cualidad para cambiar lo correctamente estipulado.
Esa cualidad fue precisamente la que obligó al antiguo director General a firmar el traslado, todo un picapleitos rencoroso que presumía de una redondilla perfecta.


Halló nuestro halcón en el pasado la suerte por su proceder pacifico de encontrar un hueco en botica, allí y de manera casera transformó mil materias en compuestos de gran belleza herética, tantos que superarían cualquier raído libro de farmacopea medieval.

De todo el compendio químico destacó un ungüento que en su resultado final se tornaba rosáceo y viscoso, quiso su capricho llamarlo "Pink Floid" en honor a uno de los sonidos que en su juventud le provocaron los primeros trastornos emocionales.
Y serían así dos internos decaídos y alicatados quien gustosamente se ofrecieran voluntarios con sus bocas negras abiertas y dientes ambarinos a probar el "Pink Floid", que al poco de tragarlo se marcharon a sus respectivas celdas, uno silbando mientras se sacaba un dedo por la bragueta y el otro escupiendo al techo, esperando a que cayera el frió esputo.

Con ellos pasó el invierno y pasó parte del otoño…

Con la llegada del calor y los chillones gorriones y los parques abarrotados llegó la televisión y el ventilador y con ellos la vida rotaba de la celda al salón, del salón al comedor y del comedor a la celda, tras el cristal la vida empuñaba el destino de los cuerdos.

Nuestro halcón miraba todo esto con rostro pasmado más continuamente formateaba su cerebro y lealmente lo desimantaba para luego tras un breve análisis volverlo a nublar con numerosos datos, cifras y poemas de Neruda, broche final de un loco humano y celoso de sus incontables secretos.

Spot, telediarios, programación basura y elecciones generales, sosaina general y bostezos múltiples en la sala de la tele, cada cual con su versión más cómoda de la locura solo exceptuando a dos internos de dentadura ambarina que ignorando la pataleta que empezaba a fraguarse a la peligrosa hora del bromuro discutían en voz baja y sin marimorena alguna el fraudulento resultado de unas polémicas elecciones, cosa que no pasó desapercibida ante los ojos del psicólogo y del halcón que fugazmente dejó entrever una tímida sonrisa al ver que la paciencia dio el fruto de un resultado, inesperado, mecánico y prodigioso.

Mientras el ventilador repartía por la gran sala las notas de un viejo blues de Jhon Mayall, la perspicaz conversación se fue fraguando hacia un dilema que ambos, uno rascándose la cabeza y el otro consolando delicadamente una perilla leninista que le había crecido a la sombra de su nueva molienda cerebral, supieron dialécticamente consolidar bajo una solución rotunda. No es que los medios de comunicación colocaran como ganador a un importante accionista de los medios y que su pasado rondara por los archivos de la ilegalidad, ni que el júbilo aparente de sus seguidores todos jóvenes, sonrientes, perfectos y de exagerados rasgos modélicos, público de postín distrajera al país, ni que la ahora oposición apareciera aturdida y desencajada además de maniatada, no era eso no, eso era demasiado fácil;
"La forma de gobierno representativo en que la soberanía reside en una asamblea del pueblo y el poder ejecutivo en su presidente electo ha sido vilmente insultada, una institución centenaria pasada y rebozada por el cieno del espectáculo, no sólo para ganar adeptos sino también para adormecer al resto", sentenció el interno.
Esa era la conclusión, según ellos se instaló la araña plutarquica. El brebaje causó el estrago querido y el halcón se sintió aliviado.

Las investigaciones se perdían en la confusión; dos analistas políticos de gran porte en un manicomio que mandaban continuas criticas y que al poco y quizás con suerte lideraran un nuevo movimiento político a la sombra de la locura y que quizás, y por que no, algún día saldrían directos al gabinete del representante de un verdadero pueblo.

Y un demente peregrino que disfrutaba en sus continuos traslados del roce de la brisa fresca que llegaba juguetona de la sierra. Sonreía y sin más cerraba los ojos.

3 comments:

Anonymous said...

Me gustaría sentir a ese peregrino que abandoné en Santiago, pero no se como. Espero tu nuevo POSTS y allí nos veremos. El catedrático

Yosi said...

Este peregrino se sentó en su oficina y a la media hora ya estaba pedaleando, entre pinos y aire fresco, frenaba con el ratón y cambiaba de marchas con Enter, su jefe quiso que volviera con un simple toque de bocina.
Un saludo, Catedrático, y recuerdos a tu querida novia.

Yosi.

Anonymous said...

Peregrino, admiro tus caminos. Tu eres antiguo, como los halcones y milanos de tus sierras natales. La vida que tu llevas dentro es la misma Vida que ha existido desde siempre y que nunca morirá. Es la vida que pugna por conocerse a si misma para conocer a TODO lo demás. Te sentí, peregrino, te sentí en el Camino, y te he vuelto a conocer y reconocer, a tomar y retomar, a coger y recoger de tus caidas y las mías, que son las mismas. Las caidas de carne evolutiva, dispuesta y predispuesta a evolar.

Aunque siempre nos reconoceremos, tal vez no nos veamos más en este estado de encarnación, no obstante, y dado que yo no soy aficinado a los blogs y quiero mandarte unos recuerdos -te acuerdas, te recuerdas- te envío mi correo: anavarroi@arrakis.es.

Estamos en el camino y somos el camino.

El Catedrático